Ubicado en la serranía de Tlalpujahua, en la zona limítrofe de México y Michoacán se encuentran los poblados El Oro y Tlalpujahua. Poblaciones que ostentan de forma ejemplar la riqueza arquitectónica de una villa que vivió una gran época de bonanza debido a las minas de oro, plata y zinc, que en sus tiempos fueron explotadas.

Esta zona es cede de turismo debido a sus bosques templados y montañas, ideal para campistas y turistas atléticos. Antes, sus escenarios estuvieron poblados por los indígenas mazahuas durante la época prehispánica. Décadas después de la conquista española,  se construyeron en 1551 las primeras iglesias en lo que posteriormente iban a conformar la Villa de Tlalpujahua.

40TLA.........1/OCT/08.........ADELANTO/POR FIN..........FOTO: JUAN CARLOS REYNOSO. La parroquia de San Pedro y San Pablo (hoy “Santuario de Nuestra Señora del Carmen”) EN TLALPUJAHUA, MICHOACAN SEDE DEL PRIMER FESTIVAL DE CINE DE TERROR -MORBIDO- A CELEBRARSE DEL 23 AL 26 DE OCTUBRE.

La región se desarrolló lentamente, pero con constancia, hasta que a finales del siglo XVIII se descubrieron en la zona importantes minas auríferas que atrajeron a un gran número de gambusinos y nuevos moradores a la zona en busca del metal precioso. Fue en este tiempo en que se engalanaron con gran lujo los templos de Tlalpujahua y se realizó la fundación de El Oro, ocurrida en 1772.

Algunas de sus minas famosas son La Esperanza, El Consuelo o La Providencia. Gracias a la riqueza que le dieron a sus pobladores fue posible construir edificios europeos que reflejan los usos arquitectónicos de la época.

Destacan entre ellos el Teatro Juárez y el Palacio Municipal, apegados completamente a su estilo art nouveau y neoclásico. A ellos se suma su estación de trenes inaugurada en 1889. Igualmente importante en tu trayectoria por este nostálgico lugar es el Museo de la Minería.

En el Museo de la Minería, instalado en un tiro de mina, puedes ser testigo de la colección fotográfica de las minas más importantes, en comunión con los usos y costumbres de los mineros en tiempos de abundancia y poderío. Se exponen, además, máquinas, equipos de extracción, muestras de minerales, donde, a propósito, se explica que de este pueblo emergió el oro más puro del mundo.

En cuanto a recorrido gastronómico, no debes olvidarte de probar el pulque, su sende choo (un pulque hecho de maíz), el agua de sambumbia (cáscara de piña fermentada) y la chiva, el famoso preparado con hiervas en alcohol.

Sus artesanías se conforman de productos provenientes del ocoxal, hojas de pino trabajadas para hacer canastas y cestos. También es típica su orfebrería, cerámica de barro y tejidos de lana.

¿Qué espera para aventurarte a este destino? Cuéntanos tu experiencia.